LIDERAZGO POLITICO II
EL LÍDER POLÍTICO Y SUS CUALIDADES EN EL MANDO
SE ENCUENTRA A LOS MILITANTES MÁS CAPACES PARA OCUPAR TAREAS CONCRETAS.
No a los más fieles, ni a los más amigos, sino a los más capaces. Así pues, el líder tiene una habilidad especial para valorar a los seres humanos. Es capaz de saber hasta dónde pueden llegar, y cuál es la función más concreta que pueden desarrollar. El mando no trata de concentrar funciones (eso sólo ocurre con los mandos inseguros e inestables), sino de situar a cada cuadro político al frente de la función ante la cual pueden rendir mejor.
SE REALIZAN LOS ANÁLISIS POLÍTICOS MÁS LÚCIDOS Y QUE SUPONEN LAS MÁS EXACTAS PROYECCIONES DE FUTURO.
El líder prevé y se adelanta a lo que puede ocurrir mañana, lo anuncia con anticipación a sus militantes y sabe que camino tomar para extraer la mayor rentabilidad política a las situaciones que van a producirse. El líder que no ve más allá de sus narices, que no analiza las coyunturas o que las analiza erróneamente, evidencia así su incapacidad para el liderazgo. Sus cualidades como estratega están siempre presentes.
TIENE SIEMPRE UNA RESPUESTA ANTE CUALQUIER SITUACIÓN.
Allí donde otros no saben cómo responder a situaciones nuevas, el líder siempre tiene respuestas, dispone de salidas que resultan invisibles para otros. No hace falta que otros se la dicten, él las ve antes que nadie. El líder une a su capacidad de mando, sus cualidades como táctico.
ENTIENDE, ASUME Y ASIMILA LOS SANOS REFLEJOS POPULARES.
Un líder político alejado de las masas, que no vive o no entiende los problemas de estas, no es un líder. El líder, emana del corazón de la sociedad, entiende las cuestiones que preocupan a la población, las asume y es capaz de dar respuestas simples a problemas complejos. Aquello a lo que la población aspira, es lo que el líder dice espontáneamente en sus discursos; aquello que quiere oír es lo que el líder demuestra que conoce; el líder vive los problemas de la población y propone soluciones.
ES HONESTO CON SU ORGANIZACIÓN.
El líder es austero. Para él, no existe ni el lujo, ni el exceso, sino solamente una adecuada administración de los recursos, es capaz de justificar el gasto del último céntimo y señala los objetivos a alcanzar: ninguna de ellas tiene que ver con su lujo o bienestar económico, sino con el avance de su organización. Frecuentemente, el líder tiene medios económicos propios que le permiten un razonable nivel de vida y dedicar su tiempo a la organización. Eso es aceptable. Otros líderes han surgido de una modesta condición social. También es aceptable. Lo que es absolutamente inaceptable es que el líder haga suyos los recursos del partido, se acostumbre a vivir de estos y ni siquiera pueda presentar un balance de resultados y unos avances indiscutibles.
TIENE UNA CONVICCIÓN Y UNA FE INQUEBRANTABLE EN LA CAUSA DE LA ORGANIZACIÓN QUE DEFIENDE CON TANTA LUCIDEZ COMO TENACIDAD.
El líder cree en lo que hace y es capaz de transmitir esta convicción en todos los militantes. El líder cree que vale la pena empeñar su vida en la defensa y promoción de su causa. No alberga la menor duda en que vale la pena luchar por ella. Pero no es un fanático incapaz de razonar, argumentar y convencer, sino todo lo contrario. Su convicción es racional, se asienta sobre argumentos y datos objetivos.
SABE RECONOCER SUS ERRORES, CUANDO LOS TIENE.
Un líder no tiene inconveniente en reconocer sus errores, cuando estos se han producido. Se esfuerza en la práctica de la objetividad (ver las cosas tal cual son), pero cuando se equivoca tiene la fuerza y la dignidad suficiente como para practicar la autocrítica (capacidad para reconocer y explicar sus errores a fin de evitar que vuelvan a producirse). El líder tiene, como todo ser humano, la capacidad de errar. Sólo que en él, sus aciertos son muy superiores a sus errores. El error es una excepción inesperada en la actividad del líder, muy por debajo de lo que, porcentualmente, aparece en cada uno de los que no somos líderes. Pero, aun así, cuando el error aparece en la gestión del líder, reconocerlo es una buena muestra de su alta talla ética y moral.
DISPONE DE UNA FUERZA INTERIOR SUPERIOR A LA NORMAL.
Allí donde otros no llegan, donde se agotan, donde no están en condiciones de llegar, ni mucho menos de arrastrar a otros, el líder evidencia una fuerza interior indomable, de naturaleza vital y psicológica, que parece inagotable y que nunca parece agotarse. Deriva de la voluntad de poder de la que habló Nietzsche y es el rasgo más impresionante del liderazgo: “algo” le permite estar siempre en pie y en vanguardia, no tiene inconveniente en prolongar reuniones y jornadas de trabajo hasta altas horas de la noche, para perfilar el trabajo de días sucesivos, o para convencer a alguien –una persona o una masa- a que le sigan a él y a su proyecto político. La conducción política es su primera tarea y nunca parece renunciar a ella, ni por su familia, ni por ninguna otra actividad alguna.
SABE MANDAR Y SOMETERSE A PRINCIPIOS SUPERIORES A SU MANDO.
El mando no es algo gratuito, se gana con esfuerzo y ejemplo, y consiguiente, se acepta la subordinación por que trae avances objetivos y mesurables y, sobre todo, porque, en el fondo, el líder es, paradójicamente, el primer subordinado, ¿a qué? Al programa, a los objetivos fijados por la organización, a las decisiones de los congresos, a los principios doctrinales de la organización. Por encima del líder, el programa. Por encima del líder, los intereses de la organización. Por encima del líder, los principios. Cuando el líder no respeta nada de todo esto, deja de ser líder y se convierte en un mero ambicioso (u oportunista aprovechado) sin escrúpulos.
TIENE MAGNETISMO PERSONAL, CARISMA Y UNA CAPACIDAD DE ATRACCIÓN Y SEDUCCIÓN DE PROPIOS Y AJENOS.
El carisma es la capacidad innata de atracción que anima a otros a adherirse a las posiciones del líder. Se trata de un elemento irracional, pero no por ello menos real. Un líder no puede basarlo todo en la explotación de su “carisma” personal, sino que éste debe asentarse sobre los elementos objetivos que antes hemos enunciado: capacidad crítica, capacidad de análisis, fortaleza interior, capacidad de respuesta estratégica y táctica, etc. El carisma es una fuerza interior, irresistible, con una capacidad magnética de irradiación y atracción que, por sí misma, ya genera entusiasmos y que, avalada por estos elementos objetivos, termina por perfilar la esencia del liderazgo.
CONCLUSIÓN
- Todas las cualidades se basan en la Ética, Liderazgo y valores en que se mueve el Líder Político, si el líder no se mueve bajo todos estos principios, entonces su mal manejo arrastrara a todo su movimiento político, llevándolo a la desintegración, un ejemplo muy claro lo hemos visto en el partido Aprista después del primer gobierno de Alan García vimos caer a un partido tan grande y poderoso por más de 10 años y hasta en la actualidad aun no tienen la fuerza ni presencia necesaria aun a si teniendo de presidente a su máximo líder.
- El líder que no decide morir a si mismo por el bien de su organización, de los sus sueños, no lo hará si llega al mando de un gobierno, porque su prioridad siempre estará reflejado hacia sus necesidades y no hacia las necesidades de la sociedad.